The Tuamotos August 25, 2004
Posted by Belle in : Tuamotus, French Polynesia , trackbackDecidimos que en vez de hacer dos visitas cortas a dos sitios diferentes en las Tuamotos, íbamos a elegir un lugar y quedarnos a recorrerlo por cuatro o cinco días. El viento nos trajo hasta Ahe. Las Tuamotos son un grupo de islas chiquitas y muy llanas. Parecidas a las Exumas en las Bahamas, pero estas son atolones. Un atolón es un grupo de islas que, formando un óvalo en este caso, esconden una laguna. Son hermosas.
El primer día sólo nos pasamos dando vueltas en el agua, buscando un buen lugar donde bucear. Parece que la mayor parte del coral murió por causa del Niño. Qué mal. Se supone que era uno de los mejores lugares para bucear.
El segundo día trabajé en el guión de Connie Francis. Sofia llevó a Dio al pueblito diminuto en la isla que está al lado nuestro y Dio fue un gran éxito. Volvió con un collar de caracoles y una tonelada de flores. ¡Sofia y Dio son los mejores embajadores!
En nuestro tercer día preparamos un gran picnic, agarramos nuestro equipo de buceo y salimos en el bote a explorar. Primero nos encontramos con Fiona y Lloyd, una pareja agradable de ingleses que estaban anclados justo al lado de Simpática y después Wences encontró un lugar lindo y resguardado para hacer un picnic y bucear un poco. Fue un día realmente divertido. Wences y yo fuimos a bucear juntos y vimos un águila marina con un ENORME aguijón. Y cantidad de otros peces más chicos, y algunos peces loro. Me alcanza con que haya pocos peces. Me gusta seguirlos, simular que soy un alga para que al final se olviden de que estoy ahí, y capaz llegar a verlos actuar como lo harían normalmente. Es divertido observar. Vi una familia encantadora de pececitos blancos diminutos que vivían en un pequeño resto de coral. Salían y me miraban, acercándose mucho a mis dedos, mirando para adentro de mi máscara. Los quería tocar, pero cada vez que movía mi mano se alejaban, justo hasta donde no podía alcanzarlos, y después volvían a mirarme.
El cuarto día nos fuimos para el pueblo. Al principio parecía un episodio extraño de Star Trek. No había nadie alrededor, ningún ruido. Parecía como si hubieran teletransportado al pueblo entero a otra isla o algo así. Entonces vinieron los niños en sus bicicletas. Se acordaron de Sofia, que empezó a jugar con ellos. Dio empezó a patear una pelota por la calle. A ese chico le corre el fútbol por la sangre. La mía, no la de Wences. Fue realmente divertido. Todas las niñas dejaron todos los árboles con flores y jardines sin flores para traernos ramos. Es una costumbre habitual darle una tiara de flores a gente cuando llegan o se van. Como sabían que nos íbamos al otro día, nos regalaron toneladas de flores y nos hicieron todo tipo de preguntas. Todos estuvieron súper dulces.
Nos daba tristeza dejar las Tuamotos, pero teníamos muchas ganas de llegar a Tahití. Pensar en ver un café, un gran supermercado, y en poder darme una ducha larga y caliente era, bueno, tremendo.
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